La identidad nace en el preciso instante en el que un bebé, intrigado por la imagen que ve reflejada en el espejo, se da cuenta de que el cuerpo que observa, es el suyo propio. Además, percibe que ese cuerpo en el que habita, no es el único, sino que hay otros. De manera inconsciente compara, y siente que desea acercarse a aquellos que se parecen a él, que actúan como él, y empieza a construir un nosotros que le hace sentir seguro y le protege del resto de individuos diferentes y hostiles.
Esos “otros” serán los cimientos con los que el sujeto creará su propia visión del mundo. A través de ellos incorporará de manera voluntaria o forzosa las conductas, emociones o sensaciones que generarán su propio autoconcepto. De ese modo desarrollará un conjunto de habilidades, valores y peculiaridades que harán que se sienta distinto del resto. De manera recíproca, todos somos otros para alguien, y nos construimos mutuamente a través de piezas que intercambiamos, y con las que montamos nuestro puzle personal, en continua construcción/deconstrucción.
La identidad es un tránsito continuo entre lo que somos y lo que queremos ser, entre la semejanza y la diferencia, entre la proximidad y la lejanía social. Es la narración de uno mismo y de los nosotros a los que pertenece, un proceso por el que transcurre el ser humano en su búsqueda hacia la materialización del yo.
Y… ¿cuál es mi identidad?
En qué grado la interacción con otros seres humanos incide en el proceso de identidad/alteridad y en su incorporación, es el ejercicio que os propongo. Para llegar a vislumbrar cuál es nuestra propia identidad, es necesario remontarnos al origen del proceso: el otro.
Si en mi artículo sobre qué es la antropología describía la disciplina como un mapa para navegar la diversidad humana, la historia de Elle Marja, la protagonista de Sameblod (Sangre sami) es una guía detallada para entender cómo se construye identidad a través de experiencias de alterización en un contexto colonial.
Es bien conocida la potencia colonizadora de los europeos en América y África, pero existió a principios del siglo XX una colonización más sutil en el propio territorio europeo. Consistió en un intento de asimilación de los pueblos nativos del norte de la llamada Escandinavia (entre ellos el pueblo Sami), con el objetivo de la mejora de la raza. Para situaros en el contexto histórico y social en el que se desarrolla la historia de Elle Marja, os invito a ver este documental que seguro no os dejará indiferentes.
“Los que soportan cualquier clase de imperialismo cultural se ven a sí mismos a menudo como los otros los ven a ellos.”
Solveig Joks
Colonizar el ser
A través de la experiencia vital de la protagonista, podemos llegar a identificar claramente cuáles son los hechos vivenciales que le dan forma a esa identidad que poco a poco la irá alejando del mundo conocido, para volver en el ocaso de su vida a su personal punto de partida.
La colonización en el caso de Elle Marja es una colonización en el propio cuerpo. Una asimilación desesperada para evitar la discriminación y la humillación de ser considerada inferior. Elle Marja desea ser igual que las personas que disfrutan de los privilegios que ella anhela. Para conseguirlo, deberá renunciar a su pasado, a su familia y a su origen. Deberá darle la espalda a las tradiciones que habían dado sentido a su vida.
Elle Marja desea estar en el bando que ostenta el poder, en ese que toma sus propias decisiones.
“La conciencia doble crece cuando el sujeto sometido y humillado se niega a sí mismo, se ve como un sujeto sin valor o a través de los juicios estereotipados que lo objetualizan”.
Du Bois
Partida en dos
Elle Marja es un ser dividido, atravesado por el dolor de experimentar el desprecio y la humillación, y en lucha constante consigo misma.
“Aquí viene el animal de circo”, “No puedes seguir estudiando, no sabes lo mismo que los niños suecos”, “No estáis hechos para la ciudad, vuestros cerebros son pequeños”, “No tienes lo que se necesita,“Tienes que estar aquí arriba o morirás”, “Sois seres poco evolucionados”…
Esta fue la propaganda que el “sistema” sueco se encargó de instaurar hasta lo más profundo de la sociedad de principios del siglo XX. El mensaje de desprecio hacia los samis se normalizó en todas las instituciones, tanto en las científicas como en las educativas o sociales. Este mensaje destrozó sobre todo a los jóvenes, que fueron arrancados de sus entornos dialógicos de aprendizaje, para ser asimilados por una escuela que les enseñaba, sobre todo, a comportarse como seres inferiores.
La finalidad de la segunda parte del ejercicio que os acercará a entender cómo se construye la identidad, consiste en ver la película Sameblod (Sangre sami). La historia de Elle Marja es la historia de los seres oprimidos del mundo, que acaban por creerse el mensaje que el sistema quiere grabar a fuego en las mentes de los sujetos que pretende dominar.

DIRECCIÓN: Amanda Kernell
GUION: Amanda Kernell
REPARTO: Lene Cecilia Sparrok, Mia Erika Sparrok, Maj Doris Rimpi, Julius Fleischanderl, Olle Sarri, Hanna Alström, Malin Crépin, Andreas Kundler, Ylva Gustafsson
DIRECCIÓN DE FOTOGRAFÍA: Sophia Olsson, Petrus Sjövik
PRODUCTOR: Lars G. Lindström
PRODUCCIÓN: Nordisk Film Production Sverige AB, Bautafilm AB, Digipilot AS, Nordisk Film Production A/S, Sveriges Television AB — SVT
AÑO: 2016
DURACIÓN: 110’
GÉNERO: Drama
PAÍS: Suecia, Noruega, Dinamarca
VERSIÓN ORIGINAL: Sueco, sami
Dependerán de vosotrxs los paralelismos que hagáis entre la historia de Ella Marja, y vuestra propia construcción/deconstrucción, esa que os diferencia del resto del mundo y que os hace únicxs. Quizás intuyáis que la colonización del ser no es algo tan lejano y exótico.
Y ahora… ¿qué?
Por último, y como reto para encontrar nuevas formas de evitar que la humanidad caiga en los mismos errores una y otra vez, os invito a que me enviéis vuestras reflexiones sobre el ejercicio personal que seguro habréis llevado a cabo lxs más osadxs. Al fin y al cabo, la identidad también se refleja en lo que los otrxs opinan sobre lo que nosotrxs pensamos.