¿Es la policía racista?

con No hay comentarios

El Estado Moderno

Para que la creación de un Estado se materialice, es necesario que confluyan una serie de factores, básicos para que la estructura del sistema sea sólida, y no se destruya por la incapacidad de éste de contener a las masas.

Nos centraremos en tres factores primordiales, que resultan muy útiles para analizar nuestra sociedad actual.

  • Jerarquía institucional. Esto implica un acceso diferencial a los recursos. Es el Estado quien decide quién accede a una serie de privilegios que le permiten obtener los recursos que necesita.
  • Creación de una Burocracia. Existe una continuidad sin fisuras en la que el intrincado camino burocrático dificulta la distribución de los recursos. Es la misma burocracia la que facilita la creación de economías sumergidas, y de situaciones irregulares de personas migradas, por la imposibilidad de sortear la dificultad burocrática.
  • Monopolio del poder coercitivo, o sea, de la fuerza. Esto se traduce en la creación de ejércitos y cuerpos policiales que sustentan la capacidad del Estado de hacer lo que se considere oportuno, independientemente de la voluntad de la ciudadanía.

El poder coercitivo

De entre los factores mencionados anteriormente, es el concepto de poder coercitivo el que reviste un mayor interés a la hora de determinar si esa capacidad del Estado de hacer lo que se considera oportuno, es siempre justa y basada en los valores constitucionalmente establecidos.

Los cuerpos policiales en los Estados modernos, tienen la capacidad de hacer cumplir la ley “por la fuerza”. Lo primero que habría que preguntarse es si la ley que hay que hacer cumplir es justa, adecuada, y sensible con las realidades sociales que permean el día a día del complejo social.

Si tenemos fe en que el Estado es el garante de que los derechos y libertades de la ciudadanía se respeten y se cumplan, y que las leyes establecidas son justas, la siguiente pregunta es si la aplicación de la fuerza coercitiva por parte de los cuerpos policiales es congruente, oportuna y proporcional.

Analicemos entonces la estructura de un cuerpo policial y su capacidad para materializar ese poder coercitivo, siendo a la vez respetuoso con la dignidad de las personas.

Eduard Sallent, el jefe de los Mossos d’Esquadra de Cataluña, resume a la perfección la situación real dentro de los cuerpos policiales.

“Los Mossos son «tan racistas como lo es la sociedad catalana»”.

Eduard Sallent

Frase lapidaria que requiere una gran capacidad de autocrítica por parte de esa “sociedad catalana”, que manifiesta su racismo a través de su cuerpo policial.

El manifiesto de Sallent es sencillamente incuestionable. Los y las integrantes del Cos de Mossos d´Esquadra son personas socializadas en Cataluña, y Cataluña, aunque nos pese a todas aquellas personas que creemos en la igualdad real, es una sociedad racista.

¿Y por qué la sociedad catalana es racista?

Básicamente, porque la socialización occidental implica sesgos racistas instaurados en nuestras mentes desde que nacemos. Exactamente de la misma manera que se nos condiciona a jugar con muñecas o con camiones, se nos educa a aceptar lo semejante, y a rechazar la diferencia.

Y este rechazo de la diferencia implica prejuicios que inciden de manera directa en cómo vemos a los otros. Sus actitudes, su manera de hablar, pensar, decidir y cuestionar, nos resultan altamente desconocidos y chocantes, al no estar acostumbrados a normalizar estructuras cognitivas diferentes a la nuestra.

El prejuicio (que prácticamente todos llevamos impreso en nuestra socialización) no necesariamente implica racismo. La capacidad de las personas de superar esos prejuicios es lo que realmente hace avanzar a la sociedad. En el momento en el que se identifica un prejuicio, y se descarta por su inconsistencia, nos volvemos más libres para decidir cómo tratar a los otros, desde una perspectiva abierta, integradora, y sobre todo, justa.

Cabría aquí realizar un apunte al comentario del señor Sallent.

Sí, las personas socializadas en Cataluña seguramente tendrán incorporados prejuicios racistas de manera inconsciente, pero es función del propio cuerpo policial localizar, trabajar y destruir esos prejuicios en sus agentes, para que aprendan a desaprender todo lo incorporado en su entorno que tenga connotaciones de discriminación.

Porque de la misma manera que la sociedad catalana es racista, también es machista, xenófoba y clasista. Y depende de la filosofía que se instaure en un cuerpo policial, priorizar cuestiones que inciden de manera directa en la dignidad y la integridad de las personas, puede mejorar mucho el panorama.

La crítica es buena, pero la acción es mejor

No basta con reconocer que la policía catalana es racista.Hay que establecer los mecanismos necesarios para que deje de serlo. Y esto implica una apuesta enorme por parte de los organismos encargados de que el Cos de Mossos d´Esquadra sea un cuerpo moderno, integrador y multicultural.

No basta con formar a los y las agentes, es necesaria una proporción representativa de personas racializadas en el cuerpo, que puedan aportar su propia perspectiva, y luchar contra los prejuicios desde dentro.

Es necesario que el Cos de Mossos d’Esquadra se renueve, y empiece a apostar por una representación real de la sociedad catalana, no de la racista, sino de la intercultural, la integradora y cosmopolita.